Aparte de los autores del Nuevo Testamento, ningún escritor ni pensador cristiano ha dejado en la vida y pensamiento de la iglesia a través de los siglos una hella que pueda compararse a la de San Agustín… fue a través de los ojos de Agustín que la cristiandad medieval de habla latina leyó las Escrituras y compriendió la fe. Cuando, mil años más tarde, aquella cristiandad occidental se dividió como resultado de la Reforma protestante, ambos bandos del gran debate reclamaban la autoridad de Agustín, cada cual en apoyo de sus posturas. Hasta el día de hoy, la inmensa mayoría de los cristianos, al ver por ejemplo las epístolas de Pablo, lo hace – sin siquiera saberlo – a través de los ojos de Agustín.
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