A fi nales de la primavera de 1937, don Laureano concluye un escrito que le ha costado trabajo elaborar, ya que buscaba con mucho cuidado las palabras más adecuadas para expresarse. Vive a las afueras de la ciudad de Valladolid y el país está en guerra, y su casa y su familia son víctimas de un bombardeo.
Setenta años después, en la ciudad de Barcelona, Marta, la nieta de Laureano, descubre viejas cartas y otros documentos familiares cuando se dispone a ordenar el altillo de su casa con la ayuda de su hija Sara. Entre los viejos papeles aparece un escrito con signos de otro alfabeto, lo cual llena de curiosidad a la madre y de expectación a la hija, la cual verá en el hallazgo la oportunidad de vivir una particular historia de enigmas.
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