Cuando se le pidió que tomara a su cargo algunas reuniones en una conferencia para pastores, el venerado predicador y teólogo —el profesor John Murray— dijo: “Si Al Martin ha de estar allí, pienso en verdad que se le debería pedir a él que tome a su cargo los tres servicios vespertinos que me propusieron a mí. Él es uno de los predicadores más capacitados y conmovedores que jamás haya escuchado... No he escuchado a nadie que se le iguale”.
Cuando Al Martin predica en todo el mundo atrae a multitudes que quieren entender lo que la Palabra de Dios tiene que decirles. Aun quienes son considerados predicadores dotados por derecho propio apartan tiempo para escucharlo.
¿Cómo es que alguien sobresale de esta manera? El pastor Martin sería el primero en dirigir nuestra atención a la gracia de Dios; sin embargo, ¿hay algún otro elemento del que podamos aprender y aplicarlo a nuestras propias vidas? ¿Existe tal cosa como “una teología de la predicación” que podamos adoptar?
Brian Borgman ha investigado laboriosamente precisamente esta cuestión. El resultado es un libro que ayudará a que predicadores en todo lugar sean más usados para la gloria de Dios.
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