Juan Wesley era consciente de su propio desarrollo tanto espiritual como teológico; asimismo, estaba interesado en el peregrinaje religioso e intelectual de sus seguidores. La historia del movimiento wesleyano en el siglo XVIII es más que una simple descripción de la extensión de la organización, desarrollo teológico y ampliación misionera; es la historia del pueblo llamado metodista con el cual y por el cual Wesley consumió su tiempo y energía.
El peregrinaje de la fe personal de Wesley está, por supuesto, centralizado y entretejido con el desarrollo de la teología de la organización y la misión del metodismo del siglo XVIII. Pero hay más personas que Wesley y más historias que las de él. Muchas de las ideas que él incorporó al metodismo vinieron de otras personas.
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