Es frustrante estar bajo la autoridad imperfecta. Y, a veces, es más que frustrante; sufrimos cuando la autoridad de alguien es injusta, caprichosa o simplemente equivocada. Pero, ¿puede cualquier de esas cosas librarnos de culpa? ¿Tenemos que escuchar solamente a aquellos con quienes estamos de acuerdo?
Robert Smith explica cómo Dios nos llama a someternos a la autoridad (aun a la autoridad imperfecta) y que, al hacerlo, estamos siguiendo las pisadas de Jesús. Cuando dejamos de confiar en un imperfecto personaje de autoridad y empezamos a poner nuestra confianza en el Dios misericordioso y amoroso quien en última instancia está en control de nuestra vida, podemos evitar las trampas de rencor y expectativas y llegar a ser más como Cristo.
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