Aborto, suicidio y eutanasia, tres palabras que tienen en común, sin margen de error, explicitar el final de una vida: al inicio, a medio término y al final de los años. En el aborto, no es el feto quién decide vivir o no. el suicidio, es el acto premeditado de acabar la vida. La eutanasia, en su sentido etimológico de "morir bien", es aquella decisión que otras personas en un momento preciso, consentido y pactado, acaban con la vida de una persona cargada de años o víctima de una enfermedad irreversible.
¿Qué hacemos con, y de quién es, la vida? ¿Perderla tiene trascendencia? Ya que el lector en estos momentos está vivo ¿es ahora el momento de reflexionar y conocer la respuesta bíblica del sentido y final de la vida? Es mejor no dejarlo para mañana.
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