Creer en Dios no nos exime de pasar por dificultades. Aún cuando tenemos la promesa de que la victoria es nuestra, nos sentimos fracasados y frustrados ante la adversidad. Nos abruman profundas sensaciones de pérdida que nos llenan de dolor y de impotencia. Si perdemos algo material que nos cambia totalmente el estilo de vida, sufrimos por años perdidos en esfuerzos físicos y mentales, y la fe sufre.
Cuando perdemos relaciones, nos cubrimos de luto emocional y no podemos visualizar un futuro. Ante ambas pérdidas, nos sentimos vulnerables. Nuestras reacciones espontáneas pueden entorpecer la manifestación de la victoria que nos corresponde; ni pasa por nuestra mente recuperar lo perdido. Nos aferramos a las imposibilidades humanas y olvidamos las posibilidades de Dios.
Pero la verdad permanece a pesar de las emociones. Y por encima de las nubes, siempre brilla el sol. Si sufres por una pérdida, vuelve en ti. Hoy vamos a enseñarte Cómo recuperar lo perdido.
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