Valiéndose de la vida de Abraham para describirlo, el autor nos muestra cómo Dios moldea y esculpe a las personas para tener amistad con ellas.
Dios llamó a Abraham a ser amigo suyo. Y Dios nos llama a lo mismo. ¿Podremos también llegar a serlo? El autor opina que sí, y toma el ejemplo de Abraham para enseñarnos que Dios se vale de acontecimientos difíciles, circunstancias traumáticas y experiencias avasalladoras para guiarnos a la madurez espiritual. Desde la primera página, los lectores aprenderán cómo interactúa Dios con su pueblo para transformanos en hombres y mujeres que puede llamar amigos. Los que se decidan a poner en práctica estos consejos bendecirán a Dios por haber puesto en sus manos este libro.
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