En virtud de lo que Dios ha hecho para todo creyente, en verdad poseemos tesoros extravagantes que quizá jamás imaginamos.
Cristo en nosotros demuestra cuáles son en realidad estos cuatro recursos y cómo podermos liberarlos para poder experimentar lo mejor que Dios ha diseñado para cada uno. Y cuando lo hagamos, estaremos cumpliendo con el propósito divino para nuestra vida, pues Dios no sólo quiere que seamos espiritualmente sanos sino también espiritualmente llamativos.
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