La capacidad de dirigir la propia vida precede al liderazgo estratégico. A cada paso vemos líderes que fracasan en nuestra sociedad, desde el desliz de Bill Clinton hasta el engaño de Martha Stewart, desde el colapso de la empresa Enron hasta el escándalo militar en la prisión de Abu Ghraib. De manera similar, muchos problemas en las iglesias tienen su origen en las fallas del liderazgo.
Todo seguidor de Cristo necesita encontrar las p´racticas de disciplina personal que le permitan alcanzar una dinámica para la vida y que le guarden contra la tentación de empequeñecer el sueño de Dios. "Dios no puede conducir un auto que está estacionado". Dice Slaughter. "Dios está buscando gente que esté dispuesta a poner sus vidas en movimiento para que él las pueda conducir".
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