En Dios no tiene favoritos, aprendemos a alinear nuestra mente, nuestra alma y nuestro cuerpo con Cristo. Aquí se nos muestra la manera de revisar nuestra relación del día a día con el Señor, y la forma de empapar nuestra vida de su vida para no vivir una religión, sino una verdadera existencia en sus manos y en comunión con Él. Como bien dice su autor: «Dios no tiene favoritos, sino que tiene un pueblo escogido en su Hijo, sacerdotes,«Dios no tiene favoritos, sino que tiene un pueblo escogido en su Hijo, sacerdotes.
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