Un llamado urgente al cambio en los individuos y la sociedad
La Iglesia está en una encrucijada. Nos encontramos en un estado de comodidad y complacencia, mientras que el enemigo está progresando, y Dios está llamando a su Iglesia al cambio radical. El avivamiento ya no es suficiente, también necesitamos una reforma para nuestras naciones, de manera que podamos responder al verdadero propósito de la Gran Comisión.
El movimiento de oración ha estado preparando el camino para el cambio por muchos años, y ahora es el momento para que los creyentes den el paso de fe y sean transformados en reformadores, como lo fue el llamado de Martín Lutero a la reforma.
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