El autor dice que, los occidentales tenemos varias formas de democracia basadas en la creencia en Dios así como en la aceptación general de la ley moral. Sin embargo, en la práctica estamos empezando a parecernos a otros que tienen poco respeto por la ley moral o la religión. Estamos preocupados por las cosas materiales. Nuestro dios supremo es la tecnología; nuestra diosa es la sexualidad. ¡Hoy el mundo entero está en llamas!
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