“La vida en comunidad es lo más esencial de la espiritualidad cristiana, y es la esencia misma del reino de Dios... La espiritualidad cristiana consiste en un nuevo modo de relacionarnos en amor, pues es precisamente esto lo que claramente distingue a la comunidad creyente de cualquier otra comunidad humana”. Al definir así la espiritualidad cristiana, el Dr. Cassese derriba el obsoleto paradigma que intentaba buscar la perfecta relación con Dios a través del aislamiento, de la pura relación personal e individual con Dios. En particular porque en realidad es en la comunidad donde la espiritualidad se realiza, se prueba, se evalúa, crece y se perfecciona. Este libro, por lo tanto, nos ayudará a comprender y vivir la espiritualidad desde la vida cotidiana en comunidad, desde la inter-relación e inter-acción con nuestros hermanos y hermanas, desde la inmersión profunda en la vida misma.
La iglesia como institución tradicionalmente ha reflejado en la práctica las tendencias y valores de la sociedad en que se desenvuelven. Por eso no es de maravillarse encontrar hoy día creyentes individualistas y congregaciones que son más grupos de individuos que comunidades integradas. A pesar de que el amor de Dios, que supuestamente distingue la comunidad, “no busca lo suyo”, los miembros de estas iglesias se preocupan más de sus propios intereses que del bienestar comunitario. En este estado de cosas, el libro Comunión y comunidad, de Giacomo Cassese, es un grito de alerta y una invitación a recobrar el sentido comunitario de la fe cristiana.
Hay una opinión generalizada de que la cultura occidental es cada vez más espiritualista. En este contexto, la espiritualidad se mide en términos de prácticas esotéricas de meditación, ayuno, contemplación de la naturaleza y lecturas de documentos misteriosos de religiones orientales. La contraparte cristiana percibe la espritualidad solo en su dimensión vertical; “el alma en relación con Dios”, mientras que el resto de la vida no hace ninguna aplicación a las relaciones diarias con los semejantes.
En marcado contraste, Cassese define espiritualidad como un estilo de relacionarse y de vivir en comunidad. Para los cristianos, afirma el autor, espiritualidad conlleva vivir la vida en su plenitud y con propósito. Solo en la comunión con Cristo nos entendemos como personas de comunidad. Y es a partir de la persona de Cristo que descubrimos la dignidad de los demás como personas. Solamente recibiendo a nuestros hermanos y hermanas como regalo de Dios, y experimentando a través de las comunión con ellas y ellos la encarnación de la Trinidad, tendremos la vida en abundancia que el camino hacia Dios promete.
Comunión y comunidad es un oasis al espíritu solitario que aun no ha descubierto que su mayor riqueza está en la vida relacional con sus hermanos y hermanas en Cristo. La lectura es amena y fácil de seguir. Cassese se esmera por hacer comprensibles los términos teológicos que emplea. Con marcada paciencia toma de la mano a los lectores y lectoras y les guía con su habilidad característica a través de los caminos de la espiritualidad, dejándoles un sentido de “¡Ahora sí entiendo!” El resumen al final de los capítulos, así como el glosario al terminar la lectura, son ayudas adicionales en caso de que algún lector o lectora las necesite.
Definitivamente, el libro de Cassese es un instrumento valioso para la iglesia que quiere vencer el individualismo que destruye las riquezas de vida cristiana en comunidad, el dualismo que hace separación artificial deformadora entre la creación material y el mundo del espíritu, y el pragmatismo que reduce la vida a valores puramente materiales. Cassese combate eficientemente estos tres enemigos acérrimos de la espiritualidad cristiana. Recomendamos a pastoras y pastores, líderes denominacionales, y otras personas responsables de dirigir la vida espiritual de sus respectivas comunidades, que adquieran y distribuyan copias de este libro entre su equipo de trabajo y lo usen como herramienta para provocar un movimiento de renovación espiritual comunitario.
0
0 opiniones