Las estadísticas son alarmantes, los niveles de violencia intrafamiliar son sumamente altos. La mujer y los niños son los mayormente agregidos. por su tendencia a callar, haciéndose así partícipes indirectos del abuso. Esto no indica que el hombre es el único agresor. En la mayoría de los casos la violencia es un asunto de doble vía, donde la conducta agresiva del implicado afecta al otro y viceversa.
¿Cómo poner un límite?¿Cómo identificarse como parte del problema?¿Cuáles son las consecuencias de la violencia y cómo utilizar los recursos que Dios ofrece para tomar conciencia y buscar una salida? Estas son preguntas a las que se trata de dar respuesta en este libro, utilizando para ello un lenguaje que no pretende ser técnico sino más bien sencillo, y ofreciendo sugerencias que lleven a la toma de decisiones correctas.
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