El autor siente un grande e incluso incontenible gozo de ser padre. Junto con su esposa Ute, les fueron concedidos seis hijos. Él considera un privilegio haberlos podido acompañar paternalmente. Con este libro escribió, como desahogándose, un alegato a favor de la paternidad, dirigido tanto a padres como a hijos. Se orienta en un acontecimiento bíblico descrito en el libro de Proverbios. Allí "escucha" cómo Salomón da un paseo con su hijo y le imparte lecciones sabias mientras descansan en algún que otro "banco". Esas lecciones son de gran actualidad. Simplemente por atención.
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