En los durísimos días de la Reforma protestante, Don Fernando de la Mina, un noble terrateniente de Simancas, Valladolid, está detenido por el Santo Oficio de la Inquisición y sentenciado a morir en la hoguera por su “herejía”. Debido a sus convicciones reformadas no permitidas en aquellos tiempos de intolerante fanatismo religioso, encuentra una serie de circunstancias providenciales que le libran de la llamas, pero no de una odisea de épicas proporciones, hasta su consiguiente llegada al protestante reino de Navarra Baja en Francia.
Mi huida del Auto de Fe de Valladolid no solo relata el siniestro trato de todos los sospechosos de herejía luterana en España, culpables o no, sino que también cautiva al lector por su intrigante historia de suspense, esperanza y amor. El relato se cuenta con fascinante fervor, y sin duda hará a todos recordar el antiguo adagio: “Los que rehúsan aprender de los fracasos de la Historia, están destinados a repetirlos”.
En una nueva traducción, se ofrece al público este tomo para conmemorar el 450 aniversario de los autos de fe en Valladolid, el 21 de mayo y el 8 de octubre de 1559.
Tanto el prólogo como el epílogo han sido escritos por Alfredo Pérez Alencart, poeta y profesor de la Universidad de Salamanca.
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