Este es un libro cargado de chispa, buen humor y, sobre todo, buenos consejos que nos permiten acercarnos a Dios para ordenar nuestra vida.
Las mujeres vivimos cargadas y a veces sobrecargadas de obligaciones de un lado a otro y bombardeadas por lo que las voces de allá fuera nos susurran detrás de la oreja o nos gritan a través de los diferentes medios y mientras tanto la tenue y dulce voz de nuestro Señor Jesucristo está tratando de que tomemos aliento, nos calmemos en esa paz que solo viene de Él y lo escuchemos, pues tiene siempre algo especial, sabio y práctico que decirnos.
"¿Puedes ver la mano de Dios extendida? ¡Claro que sí! Y la mía ahora se une con la tuya y con la de Dios; estamos aquí para establecer la diferencia, no solo para lavar y planchar como muchos nos han querido decir, seguiremos lavando y planchando, cocinando vegetales, apegadas a la escoba pero... con gozo y con la absoluta convicción de que Dios nos ama y que si le damos nuestro corazón él se encargará de que nuestras vidas sean jardines floridos y perfumados".
0
0 opiniones