Para el veterano pastor y predicador Edmund P. Clowney no basta con predicar acerca de un texto, sea del Antiguo o del Nuevo Testamento, sino que hay que centrarlo de forma primordial y definitiva en la persona y obra de Jesucristo.
En palabras suyas, “ver el texto en relación a Cristo supone verlo en toda su amplitud, dentro del contexto del propósito de Dios a la luz de la revelación”. La razón de Clowney para resaltar la presencia de Cristo ya en el Antiguo Testamento tiene su fundamento en las Escrituras hebreas. El Antiguo Testamento contiene en esencia el grandioso propósito de Dios en la historia y redención de la humanidad. Un propósito que no sólo parte de Cristo, sino que es su verdadero centro y razón de ser. El testimonio de las Escrituras en relación a Cristo es la razón última de que fuera escrito, por lo que es totalmente apropiado resaltar y enfatizar esa realidad tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento.
Edmund P.Clowney comparte abundantes ejemplos tomados de sus sermones, con un énfasis particular en la persona de Cristo como tema primordial de las Escrituras. Además, pone al alcance de cuantos no han tenido el privilegio de ser alumnos suyos, el modo de confeccionar sermones con Cristo en su centro como consideración primaria. Con instrucciones muy específicas para su redacción, a lo que aun añade una consideración en detalle de hábitos personales de oración y estudio bíblico, la meta final es la búsqueda de la presencia de Cristo.
Clowney resalta la importancia de incluir una aplicación concreta en todo sermón, de forma tal que Cristo sea presentado tanto por lo que dice como por lo que la revelación sobre su persona a la luz del texto bíblico, con énfasis muy especial en su aplicación a la vida del creyente.
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