Hemos dicho que la castidad prematrimonial nos importa mucho, pero de alguna forma las herramientas que damos a la gente para vivirla no está funcionando como lo desearíamos. Las comunidades cristianas no son inmunes a esta revolución sexual.
Ahora tenemos una herramienta que podemos entregar con confianza a las personas que la necesiten ya sea pastores, lideres o servidores y que tengan argumentos para enfrentar el alto porcentaje de adolescentes que han tenido relaciones sexuales antes de terminar su bachillerato, o jóvenes con aventuras sexuales casuales y también para gran cantidad de parejas que cohabitan.
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