Hay ocultos en el texto bíblico hebreo del Antiguo Testamento diseños y cifrados matemáticos especiales que resultan tan complejos que ningún humano o supercomputadora pudieron haberlos producido. Palabras criptográficas se refieren - por nombre- a personas que aún no habían nacido, desciben lugares que no existían en el momento de la redacción de los textos bíblicos y proporcionan fechas de acontecimientos que no sucedieron sino hasta siglos más tarde. Por ejemplo, solamente en los capítulos 52-54 del libro de Isaías, que fue escrito 700 años antes de nacimiento de Jesús, se han descubierto 40 nombres de individuos, de lugares y de cosas relacionados con la crucifixión de Jesucristo.
En estas páginas, Yacov Rambsel comparte con el lector sus muchos descubrimientos fascinantes acerca de la criptografía hebrea, entre ellos que la identidad de Jesucristo subyace en cada libro del Antiguo Testamento y que Dios incluyó - en clave - el nombre hebreo de Jesús (Yeshua) en casi todas las profecías mesiánicas.
Sólo la inteligencia sobrenatural de Dios, que está muy por encima de nuestras facultades humanas, pudo haber elaborado el patrón secreto de palabras cifradas que se halla en la Biblia. Sin duda que Dios es el autor de ella, si usted desea restaurar su confianza en la Biblia como la Palabra inspirada de Dios - o si quiere testificarle a algún amigo descreído - Su nombre es Jesús le brinda evidencia convincente de que se puede confiar en las Escrituras.
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