Charles Swindoll nos habla en este libro acerca de la fe que agrada a Dios, una fe sencilla que se aleja de la hipocresía religiosa. La hipocresía es algo con lo que muchos creyentes combaten constantemente. Mostrarse piadosos ante los demás es una tentación ante la que podemos caer, tal como lo hacían los fariseos. ¡Ellos llegaban al punto de hacer que tocarán una trompeta cuando daban una ofrenda! A ese extremo nos puede llevar el “espectáculo religioso”, como lo llama el autor.
Lo peor de todo es que ese espectáculo suele ser algo vacío y carente de fundamento, algo que ni siquiera se hace para Dios, sino para que los demás nos vean. Se suma entonces a la hipocresía el peligroso orgullo religioso. ¿Y dónde queda la vida de fe? ¿Dónde queda el confiar en Jesús y en lo que Él hizo en favor de los Suyos?
Muchas son las advertencias que el Señor Jesús hizo acerca de la hipocresía. Ponerse una máscara para mostrarse piadoso es un acto desagradable a los ojos del Señor, es algo que debemos evitar a toda costa.
El autor nos invita a poner nuestra fe en Cristo de una forma sencilla, obedeciendo Su ley por supuesto, pero confiando en que Él es quien nos salva. Como creyentes debemos tomar el camino que elSeñor puso delante de nosotros, el camino de una fe sencilla, preocupándonos no solo por lo que hacemos en el exterior, sino por lo que está en nuestro corazón. Si vivimos de esa forma podremos, tal como afirma Swindoll, “sazonar y brillar” con la sal y la luz que Jesús ha puesto en nosotros.
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