La autora revela que Dios usa las imperfecciones, las diferencias y los pecados de tu cónyuge para ayudarte a ser más semejante a Cristo. Actuar bien cuando tu cónyuge actúa mal no necesariamente traerá como consecuencia una relación matrimonial más satisfactoria, ni cambiará de manera inmediata la forma de ser de tu cónyuge, aunque estas dos cosas pueden suceder. Sin embargo, te enseñará a responder de manera sabia cuando recibas un agravio y te conducirá a una relación más profunda con Cristo.
0
0 opiniones