Detente en el Calvario. Pasa tu dedo por el madero y empuja el clavo con tu mano. Prueba el sabor del vinagre y siente el rasguño de una espina en tu frente. Toca la aterciopelada tierra, humedecida con la sangre de Dios. Permite que los instrumentos de tortura cuenten su historia. Escucha mientras te cuentan lo que Dios hizo para ganarse tu corazón.
Mucho se ha dicho sobre el regalo de la cruz, pero... ¿qué de los otros regalos? ¿qué de los clavos y la corona de espinas? ¿qué de las vestiduras que le llevaron? ¿qué de las vestiduras que le pusieron? ¿Has tomado el tiempo para abrir estos regalos? ¿sabes? El no tenía que regalarlos. El único acto necesario para nuestra salvación era el derramamiento de su sangre, pero Él hizo mucho más. Escudriña la cruz y dime lo que encuentras.
Una esponja empapada en vinagre. Una señal. Dos cruces a cada lado de Cristo.
Examinémoslo. ¿sí? Vamos a desenvolver esos regalos de gracia como si lo hiciéramos por primera vez. Y al tocarlos, mientras sientes la madera de la cruz y trazas el tejido de la corona, y con tu dedo sientes la punta de la lanza, detente y escucha.
Podríais escucharle susurrar: Lo hice solamente por ti
Max Lucado, con más de 100 millones de productos impresos es unno de los autores más leídos de Estados Unidos de América. Sirve a la iglesia Oak Hills en San Antonio, Texas, donde vive con su esposa, Denalyn, y su dulce aunque travieso perro, Andy.
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