Jesús era Dios encarnado. El Espíritu Santo es invisible. Como alguien dijo: “El Espíritu Santo no deja huellas en la arena”. Es misterioso, y poderoso.
Sin embargo, para muchos, el Espíritu Santo no es más que un nombre con escaso significado. Recurriendo al testimonio de la Escritura y de los más grandes pensadores de la Iglesia, R.C. Sproul valora a Dios Espíritu Santo con claridad y precisión, a fin de proporcionarnos enriquecimiento, iluminación y un amor más grande hacia la tercera persona de la Trinidad.
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