La oración y la meditación eran la base de la fortaleza del carácter y la vida de los puritanos. En aquella práctica, el espíritu de oración se consideraba de la mayor importancia, así como la mejor forma de oración, puesto que la espiritualidad genuina se caracteriza por una oración viva. Sin embargo, la oración también es oral y, en ocasiones, cabe ponerla por escrito. En la tradición puritana, pues, hay muchas oraciones y meditaciones escritas que constituyen un importante corpus de literatura devocional, y una fuente de inspiración.
Con demasiada frecuencia, la oración ex tempore carece de variedad, orden y definición. Y esto se debe en parte a la ausencia de la preparación debida. Es aquí donde pueden ser de ayuda el cuidado y la meticulosidad escrituraria que otros consideraban un requisito para acercarse a Dios. Este libro no se ha concebido para “proporcionar” oraciones, sino para estimular y animar al cristiano mientras recorre la senda que pisaron sus antepasados.
El autor fue canónigo de la catedral de St. Albans, rector durante algún tiempo de Little Munden y Sacumbe, en Hertfordshire (Inglaterra), y tutor durante diecisiete años en las asignaturas de teología bíblica y doctrina cristiana en la All Nations Christian College. Falleció en octubre de 1994 a los 79 años.
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