Quizás se esté preguntando por qué debe leer todo un libro sobre el enojo. La respuesta es muy sencilla: todos nos enfadamos. Pero ¿es pecado enojarse? Si Jesús se enfureció y echó a los mercaderes del templo, la ira no puede ser un pecado. Incluso sería incorrecto no airarnos en ciertas situaciones. No obstante, nuestra reacción sí puede serlo. O sea, el enojo en sí no es el problema, sino la manera en que lo expresamos y empleamos. La Biblia nos provee mucha información sobre cómo tratar adecuadamente nuestro enojo, cómo aprovechar para bien la energía que produce y cómo ayudar a otros cuando se enfadan. En este libro examinaremos las vidas de Caín, Moisés y Jonás, tres personajes que tuvieron un grave problema con el enojo.
0
0 opiniones