En este libro el autor comunica las experiencias que él y su esposa aprendieron en el proceso de criar y formar a sus tres hijos varones. Los hijos tienen ahora sus respectivas familias y todos participan activamente en el ministerio de la iglesia que pastorea el autor.
Las experiencias son comunicadas en forma de principios que tanto el esposo como su cónyuge deben poner en práctica para conseguir de manera adecuada la formación y el desarrollo de sus propios hijos.
En la conduca diaria de los padres se recomienda que se enseñe a los hijos desde sus primeros años con modelos vivos, es decir, con el ejemplo. Hay ciertas "lecciones" muy específicas para los hombres que son padres y otras para las mujeres que son madres. El autor no olvida que hay situaciones en las cuales una madre debe desempeñar ambos papeles: ser madre y padre.
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