Gálatas fue un libro bíblico altamente valorado en los tiempos de la Reforma protestante del s. XVI. Martín Lutero decía que "La epístola a los gálatas es mi epístola; me he casado con ella. Ella es mi esposa". Gálatas expone la grandeza del evangelio sencillo: sus efectos, su naturaleza, su aplicación a la vida real. Gálatas y Romanos constituyen la Carta Magna de la experiencia cristiana. El apóstol Pablo escribe Gálatas bajo la presión de responder a un problema real en las iglesias locales de Asia; luego redacta Romanos para plasmar de una manera sistemática toda la plenitud del evangelio.
Un cristiano desprende bendición de Dios en todo su entorno. La presencia del Espíritu en su vida sirve de anticipo de lo que va a ser el reino de Dios en toda la tierra, cuando Jesucristo venga por segunda vez. Ser heredero y poseedor de una realidad tan grande - por la sola fe en Cristo - supera toda clase de soluciones religiosas inferiores. Significa una vida de libertad espiritual y supone una total independencia de maestros y dirigentes que impondrían su esclavitud religiosa. La vuelta constante a Cristo es la clave para disfrutar de la plenitud espiritual que Dios ha preparado para sus hijos.
Es fundamental rechazar todas las soluciones espirituales basadas en el esfuerzo humano. El objetivo de Dios es que sus hijos y sus hijas se vuelquen en el servicio por amor, en el poder del Espíritu. Una nueva configuración vital de este tipo solo es posible si uno aprende a confiar en la su ciencia de la cruz y resurrección de Jesucristo. "Lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo" (Gálatas 6:14).
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