GEORGE BORROW

España es un país pendiente de reformar. Desde hace siglos muchos han luchado arduamente hasta entregar sus propias vidas por intentarlo. Lo que las antiguas hogueras apagaron revivió años después, y los dos últimos siglos de nuestra historia han visto cómo —a través de monarquías absolutas y constitucionales, repúblicas, dictaduras y transiciones; en medio de la guerra y la paz, la escasez y el desarrollo—, los cristianos de la Palabra han desafiado a cada generación. Y como precursor de esta historia reciente y del segundo intento de Reforma en España, Borrow expresa lo que ha sido y sigue siendo la profunda convicción de los cristianos que, de diferentes maneras, nos sentimos hijos de la Reforma: “La ignorancia del pueblo en materia de religión había sido el sostén del Antiguo Régimen, y que el mejor modo de impedir su retorno sería llevar la luz a todos los espíritus”. Y esta convicción borrowiana, protestante, bíblica, es profundamente real, porque, como él mismo añade: “Allí donde se leen las Escrituras, ni la superchería clerical ni la tiranía duran mucho”. Sí, España sigue siendo un país pendiente de reformar. Pero esa reforma solo será posible cuando la regeneración del evangelio alcance a sus habitantes e irradie así su luz transformadora. Y para que esa semilla prenda, es necesario que se desbrocen numerosos prejuicios, que se roturen supersticiones antiguas y modernas. Y difundir la obra de los que nos precedieron es una parte imprescindible en esta labor. Por eso, desde la Asociación Evangélica Jorge Borrow de Salamanca, hemos instaurado desde hace tres años el “Premio Jorge Borrow de Difusión Bíblica”. Así, entroncando con los que antes y después de Borrow se tomaron en serio la parábola del sembrador, queremos dar a conocer y reconocer los esfuerzos de muchos por lanzar en el castellano de ambos lados del Atlántico y a los cuatro vientos —sea que arrastren folios, ondas o megabytes— la buena noticia de que el regalo de salvación es ofrecida a todos los que se acerquen por fe al Redentor. Salamanca fue precisamente el primer destino de Borrow en su viaje de 1837 para la distribución del Nuevo Testamento recién editado, y donde inauguró su estrategia de divulgación a través de impresos, carteles y depósitos en librerías. ¡Cuántas veces se habrá repetido este procedimiento desde entonces! Y aun así, España sigue sin conocer de verdad el mensaje del evangelio.Por eso nos satisface que sigan apareciendo obras que ayuden a conocer la labor de Borrow, como este libro de Walter McCleary, a cuyo valor divulgativo se añade el testimonio histórico de sus prologuistas Armour y Carles, vinculados a las sociedades bíblicas varias generaciones después de Borrow.Es nuestro deseo que esta edición sea un golpe más de azada sobre este suelo nuestro, tan necesitado de la reforma que solo el verdadero evangelio puede traer.