Es probable que el concepto "teología analítica" suene extraño para muchos. Y sin embargo, cualquiera que esté familiarizado con obras de los grandes teólogos evangélicos de la escuela reformada actual, como Alvin Plantinga, Nicholas Wolterstoff, Oliver Crisp o Paul Helm, ha estado leyendo teología analítica.
Aunque cabría decir que los principios básicos de la teología analítica ahondan sus raíces en la escolástica medieval, el nombre de "teología analítica" como tal tiene su origen en las últimas décadas, impulsado por un grupo de teólogos y filósofos cristianos implicados en demostrar que la teología y la filosofía no son incompatibles entre sí, sino todo lo contrario; y en probar que la suma de ambas redunda en beneficio de la teología, pues emplear las herramientas de la filosofía analítica: rigor lógico, precisión conceptual y claridad analítica en la investigación de las Escrituras, conduce sin lugar a dudas a una teología cristiana más constructiva.
Introducción a la teología analítica de McCall cumple con creces las dos funciones que persigue el autor: ser una obra de divulgación llamada a informar a los no familiarizados en el tema; y a la vez, una obra orientativa útil como hoja de ruta a todos los interesados en profundizar en esta modalidad fascinante de la teología en la que todos los estudiantes de seminarios y facultades teológicas deben aspirar adentrarse.
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