Este libro no es para los que están buscando una simple receta para el alivio temporal de los síntomas de un hogar enfermo. A menos que esté preparado para reexaminar algunos de sus hábitos y creencias básicas respecto de la vida familiar, no se moleste con este libro. Corta demasiado profundamente. Nunca lo terminaría, y mucho menos habría de ponerlo en práctica.
El autor cree que el problema de la familia cristiana de hoy yace en haber descuidado el orden divino que Dios ha establecido para ella. Este tiene que ver con la vinculación de orden y autoridad entre los varios miembros de la familia, con la función del sexo en el matrimonio, y con el lugar establecido por Dios para cada miembro de la unidad familiar.
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