El autor nos lleva a ver la fe como un sistema de cables eléctricos, que son conductores de la misma pero que no la producen. La fe no tiene poder en sí misma pero conectada a la fuente principal de energía, activa el Poder de Dios. Explica la relación entre la fe y los sentimientos según la Escritura. Lo que creemos que sucederá mañana, es el resultado de lo que vivimos.
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