Era el año 1956; de la selva Ecuatoriana surgió una trágica noticia: cinco hombres, misioneros Norteamericanos, habían sido brutalmente asesinados por miembros de la tribu Auca a la que habían ido a servir. Esa tragedia sucedida hace medio siglo y aparentemente sin sentido, se ha convertido en una de las historias reales más inspiradoras ya que hoy en día esa misma tribu que asesinó a los jóvenes y las familias de las victimas mantienen una amistad profunda.
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