Todos los temas de la Biblia, sin duda, nos llenan de asombro y emoción y no alcanzan nuestro años para hallarlos como si fuera un tesoro escondido, contemplar su insondable contenido, enriquecernos con ellos y luego, permitir que el Espíritu los aplique a la vida, para experimentar en plenitud las promesas y demandas de la revelación divina.
Pero hay temas en la Biblia que llegan a cautivarnos en un solo capítulo, el 23 del libro de Levítico- el propósito divino de eternidad a eternidad. Es el capítulo que trata sobre las "fiestas de Jehová", el Señor. Y el contenido tipológico y alcance profético de cada una de ellas es tal, que comprende todo el proyecto divino, desde la designación del Cordero de Dios en el consejo trinitario, antes de la fundación del mundo- del universo- hasta la consumación de todas las cosas en su reino milenial, preludio de su reino eterno.
Un solo capítulo para permitirnos, por la iluminación que el Espíritu Santo produce en nuestras mentes, exclamar con sincera reverencia: "¡oh profundida de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios!" y celebar la fiesta de una vida vivida a la sombra de su verdad.
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