Esta historia nos introduce en la vida de la Iglesia desde una perspectiva novedosa e interesante: la del sufrimiento, sí, pero también la del testimonio, que eso es lo que viene a significar martirio, con toda su carga de heroísmo conmovedor y de ejemplaridad luminosa.
La historia de las persecuciones ofrece la marcha de la Iglesia militante en su calidad de confesora y discípula de su Salvador sufriente. Significativamente, el NT dedica un espacio muy importe a la Pasión y Muerte de Jesucristo, así como a las persecuciones sufridas por los apóstoles.
En cuanto análisis histórico, esta obra presta especial atención al contexto político, social y religioso de las persecuciones, teniendo en cuenta no sólo la razón de los perseguidos, sino también las razones de los perseguidores, para evitar así recaer en la intolerancia y fanatismo de unos y de otros.
La historia no se puede utilizar como un instrumento ideológico partidista, sino como un conocimiento objetivo que esclarezca los hechos del pasado desde su motivación y circunstancias.
Las persecuciones por motivos de religión vuelven a ser noticia y no hay nada mejor que conocer el pasado para sacar lecciones valiosas para el presente.
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