No había sido cristiano por mucho tiempo cuando se me entregó un ejemplar de este libro en español. Entonces no sabía ningún inglés, pero después, cuando aprendí la lengua y pude comparar mi ejemplar con el original, comprobé que se había traducido ciertamente muy bien. Este libro ha sido muy influyente en cuanto a moldear mi comprensión de qué es la comunión con Dios y en qué consiste la vida cristiana. La primera cosa que más se destaca en mi mente es el claro sentido que Spurgeon: un príncipe olvidado me dio de la realidad de la existencia de Dios. Algunos pueden preguntarse por qué digo esto: recordemos que nuestro Dios y Salvador no es meramente un concepto que comprender sino un Dios viviente, uno que soberanamente da a conocer su presencia tanto a la mente como al corazón. Iain Murray menciona en la primera parte de este libro el sentido de la inmanencia de Dios durante algunas de las reuniones de oración en la calle New Park. Dios utilizó tales descripciones para transmitirme una conciencia espiritual de su presencia en medio de su pueblo. Antes de mi conversión, tenía mis incertidumbres en lo que concierne a la existencia de Dios. Aunque había sido cristiano antes de leer este libro, Dios lo utilizó para impresionarme nuevamente con la convicción experimental de su realidad. Dios, desde luego, existe, y Él se ha dado a conocer a sí mismo en su querido Hijo, el Señor Jesucristo, mediante las páginas de la Biblia. Había esta conciencia sentida de su propia venida majestuosa en medio de su pueblo. El Dios en que Spurgeon creía es un Dios verdadero y viviente. Él actúa. Él obra. Él convence a los hombres de su pecado. Él los persuade a abrazar a Jesucristo como el único Mediador perfecto entre Dios y el hombre. Él es el mismo Dios hoy. No ha cambiado. Está vivo. En segundo lugar, me enseñó la gloria y el valor de las doctrinas de la gracia. La segunda parte del libro se dedica a esto. Con numerosas citas, vemos cómo Spurgeon define y defiende las doctrinas de la gracia. Nos muestra su excelencia y superioridad sobre cualquier otro sistema humano de teología. Las estimo mucho porque, utilizando estas citas de Spurgeon, y utilizando también la terminología de John Owen, llegué a experimentar algo del poder de estas verdades permaneciendo en mi propio corazón. Hay un gusto espiritual en mi alma por esta enseñanza. Me ayuda a mantenerme firme en la hora oscura de la tentación y el sufrimiento. Vigoriza la mente y el corazón. Me anima a perseverar en la santidad y la evangelización. Finalmente, mediante este libro comencé a apreciar la grandeza de la predicación. La predicación es el instrumento que Dios eligió para comunicar su mensaje a las personas. En una época cuando la predicación en muchas iglesias se desecha como el medio de Dios para salvar a su pueblo, es bueno apasionarse con tan gran predicador como Spurgeon al ver cómo Dios utilizó la predicación para salvar a tantos. Este libro es una introducción ideal a Spurgeon. Pero para mí, era mucho más: era un encuentro con el Dios transformador de la vida que presentan las Escrituras. Esto es sin duda la cosa más grande que un libro puede hacer por alguien.
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