Muchos países se están enfrentando posiblemente a las mayores crisis de toda su historia. ¡Qué tragedia sería si nosotros los cristianos no marcásemos ningún efecto positivo en las necesidades de la nación en la cual vivimos! Sin embargo, la victoria es el destino del pueblo de Dios. Sea parte del plan de Él de transformar su propia vida, las vidas de otras personas y la vida misma de su país.
Jesucristo nunca se encontró con una situación en la que dijo: "Lo siento. No hay nada que se pueda hacer". En cambio, Él enseñó que los creyentes son la sal de la tierra y la luz del mundo. El mundo necesita desesperadamente un cambio, y nosotros somos las personas que debemos producir ese cambio.
El autor de éxitos de ventas y maestro de la Biblia, Derek Prince, bosqueja nuestra posición estratégica como cristianos en el mundo, incluyendo nuestros privilegios y responsabilidades para impactar vidas individuales, comunidades y naciones enteras. Nos proporciona una oportuna enseñanza sobre cómo:
Tenemos los medios para alterar el curso de los acontecimientos en nuestras ciudades y naciones conforme a la voluntad de Dios, transformando vidas y cambiando el curso de la historia.
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