En este clásico, Pinnock plantea que el fundamento de la Teología se mantendrá firme solo si consideramos que la Biblia es fiable. Cuando decimos que ésta narra un hecho histórico, entendemos que la narración se corresponde con un acontecimiento real. «Las dudas sobre la completa veracidad y autoridad de las Escrituras desatan en el campo de la Teología y la fe una crisis de enormes proporciones.» «La Escritura, con su lenguaje preciso, conforma la Palabra de Dios escrita, cuya fuerza vinculante no puede anularse.»
Pinnock desarrolla toda su argumentación basándose en la doctrina de la Inspiración que encontramos en la misma Biblia, en la visión que Cristo y los apóstoles tienen de las Escrituras, y en la posición histórica de la Iglesia con respecto a este tema. Aunque conocemos los cambios teológicos de Pinnock en estos últimos años, este libro de una etapa anterior, es una defensa de la infalibilidad y veracidad de las Escrituras muy recomendable. De hecho, este libro contiene un prefacio de J. I. Packer que lo recomienda.
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