Los vínculos más importantes en la vida se establecen en medio de las luchas. Juan entabló una comunión íntima con nuestro Señor Jesucristo mientras anduvo siguiéndolo durante los turbulentos años de su ministerio en la tierra. Lo vio, lo contempló y sus manos lo palparon.
El diccionario define "comunión" diciendo que es "el acto de compartir o tener algo en común". Esta experiencia a nivel humano es extraordinaria cuando se mezcla con la unidad, y se convierte en una comunión sublime cuando es entre el Dios altísimo y los redimidos por la sangre preciosa de Cristo.
En este estudio de la primera epístola de Juan, encontraremos que los creyentes estaban pasando por grandes pruebas que atacaban el fundamento de la sana doctrina. Algunos habían abandonado la fe y predicaban doctrinas falsa. Juan escribió a los creyentes del primer siglo para asegurarles que estaban en la verdad, que tenían vida eterna y que eran partícipes de la Comunión sublime que él disfrutaba con el Padre y su Hijo Jesucristo.
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