¿Cómo podemos estar seguros de tener los libros correctos en el Nuevo Testamento? ¿Por qué hay solamente veintisiete? ¿Cuándo, cómo y por qué se reconocieron esos libros como inspirados, y no más ni menos? Estas son preguntas que todos nos hemos hecho en alguna ocasión y que el autor responde magistralmente a la luz de las aportaciones de importantes maestros del pensamiento evangélico, a los que el autor manifiesta su deuda de gratitud.
Acerca de esta obra dice su autor: "creemos no exagerar al decir que el presente estudio es de una apremiante necesidad en nuestra época cuando, en justificada oposición y reacción a toda suerte de totalitarismos ideológicos y de otra laya, se ha llegado casi al punto de poner en duda la legitimidad de toda autoridad, olvidando lo que dijo P. T. Forsyth: solo una cosa es más grande que la libertad: la autoridad legítima, sobre todo en materia religiosa".
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