Nuestra insignificancia no es una maldición, sino la herramienta que Dios usa para llevarnos al destino que Él nos tiene preparado.
Dios usó a Moisés como un poderoso libertador. Pero fue Jocabed, la madre de Moisés, la que lo protegió, lo llevó en su vientre e intercedió por él. El destino de toda una nación estaba dentro de una madre, una persona desconocida y aparentemente insignificante.
La unción de Jocabed nos revela quince misterios que señalan cómo Dios nos levanta para que de nosotros nazcan grandes cosas. Ryan LeStrange nos enseña:
Así como Dios usó a Jocabed, Él puede usarlo a usted. Él usa lo más débil que hay en el mundo para confundir a lo que es poderoso (1 Corintios 1:27). Él puede usarlo a usted y a su debilidad como una plataforma para manifestar su gloria.
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