Historias verídicas y fidedignas de hombres y mujeres que respondieron al llamado de Dios
Lillian Trasher (1887-1961)
“¿Quiere decir que no tienen alimento para mañana?”, farfulló el varón egipcio. “Así es”, repuso Lillian. “¡Qué terrible!”, exclamó él. “¿Podrá dormir esta noche?” Una de las niñas mayores que oyó la conversación se echó a reír y dijo: “Bueno, mamá nunca tiene comida para mañana y no por eso pierde el sueño”.
Cuando Lillian Trasher fundó el primer orfanato de Egipto, algunos pensaron que una mujer estadounidense sola, sin recursos ni apoyo económico, con seguridad sería asesinada o se moriría de hambre. Pero Lillian, segura de la guía divina, fue fiel a su temprana promesa a Dios: “Si puedo hacer algo por ti, házmelo saber, y lo haré”.
En medio de situaciones de pobreza, guerras y epidemias letales, Lillian afrontó cada día con un corazón confiado, ejemplificando la vida que ella esperaba que un día vivieran sus hijos en sus hogares. Durante cincuenta años, la madre del Nilo cuidó miles de niños necesitados, con una fe inquebrantable en el Dios que ciertamente se preocupa por los huérfanos.
Páginas: 187.
0
0 opiniones