Vivimos en una cultura que ofrece un aluvión de programas de autorrealización. Todos prometen paz y armonía personal y, sin embargo, sufrimos de una “epidemia de depresión, suicidio, vacío personal y escapismo a través de la droga y el alcohol, la obsesión con el culto de personas, el consumismo, el sexo y la violencia…” Es aquí donde entendemos que debemos estar Más cerca de Dios. Que debemos volver a las disciplinas espirituales personales, aprender cuáles son, y ponerlas en práctica en nuestras vidas.
Los cristianos buscan frecuentemente la madurez espiritual en los lugares equivocados. Por ejemplo, buscan la espiritualidad a través de introducir prácticas de religiones orientales, o del gnosticismo, y lo cubren todo con un barniz cristiano. Por eso es necesario volver a las disciplinas espirituales. Volver a reflexionar sobre nuestro caminar diario con Dios.
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