Buscó con desesperación el poder lejos de su tierra y por ello estuvo dispuesto a cualquier cosa, aunque nunca alcanzó una satisfaccción plena. La gran necesidad de ser aceptado por sus amistades le llevó a comprometer su propia dignidad pero nunca consiguió superar aquella barrera invisible de rechazo. Amó hasta el fin a una mujer incapaz de corresponderle y sólo recogió indiferencia y traición.
Experimentó una soledad amarga porque no supo cuidar la amistad auténtica cuando la tuvo al alcance de su mano, pero ¡qué caprichosa es la vida! Acabó sirviendo como un héroe a Egipto y disfrutó cuando se vio aceptado por un amigo leal de verdad. Su propio hijo estuvo orgulloso de él al comprender que, a pesar de los muchos errores que cometió, nadie podía negar su gran calidad humana.
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