He tenido el privilegio de leer este libro sorbo a sorbo, como se bebe el buen vino, degustando cada sorbo, intentando percibir la diversidad de sabores, aromas y matices. Así fue, por que lo leí como creyente de a pie, feligrés que fielmente lee la hoja parroquial cada domingo, preguntándose ¿qué le preocupará al pastor? o ¿cómo anda la iglesia? “La curiosidad mata”, dice el refrán, aunque en este caso, más bien habría que decir que “la curiosidad aviva”, pues ese fue el resultado en mí mismo, tras leer cada meditación…
José Pablo Sánchez.
0
0 opiniones