"Por años esquivé el asunto de las pruebas, los dolores y el sufrimiento. Pero hace un tiempo mi perspectiva cambió. Al escuchar testimonios de transformación postiva y profunda por medio del sufrimiento, y al contemplar la importancia que las sagradas escrituras atribuyen al dolor en el trato de Dios con nosotros, a fin de transformarnos a la imagen de Cristo, tuve que modificar mi punto de vista.
"Lo que quiero dejar en claro es mi convicción de que el Señor está interesado en transformarnos a su propia imagen y usa todos los medios necesarios para ese fin. Como su propósito se elabora en amor y bondad y se lleva a cabo con gracia y misericordia, no puede haber un fin que no incluya nuestra bienaventuranza. Cuando Dios acabe su obra en nosotros, estaremos profundamente agradecidos, felices más allá de lo que pudiéramos haber imaginado y completamente cautivados por su gran bondad para con nosotros".
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