El sufrimiento nos afecta a todos. Vivimos en un mundo lleno de injusticias, catástrofes naturals, pobreza y pandemias, y experimentamos la pena, el dolor y la injusticia. Todos queremos tener una explicación para estas realidades y para muchos suponen una gran barrera para creer en un Dios amoroso.
La autora no es ajena al dolor y ofrece un examen sincer, pero académicamente riguroso, de las complejas cuestiones que nos planteamos. Analizando el modo en que los diferentes sistemas de creencias tratan de dar sentido a nuestras reacciones ante el sufrimiento y el mal, muestra cómo la visión cristiana del mundo no solo explica la existencia del sufrimiento y nuestras reacciones naturales ante él, sino que también, maravillosamente, ofrece una verdadera esperanza para todos nosotros.
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