"Una apacible tarde de 1857, bajo un techado toscamente construido a base de ramas, el joven misuriano de 22 años, abogado de profesión, escuchaba al predicador, quien solícito, hacía un llamado a la multitud presente para que consideraran la salvación del alma como su principal necesidad y la obediencia a Jesús como el único camino seguro para la felicidad en la Tierra.
Smith Thomas, que proclamaba el Evangelio a viva voz, era parte de un mover de Dios, el Segundo Gran Despertar, y aquella reunión al aire libre fue una de tantas que se multiplicaron a lo largo y ancho de la geografía de Estados Unidos, conocidas como bruce arbor revival. Ese fue el empujón definitivo que necesitaba nuestro protagonista para cerrar su bufete de abogados y entregarse completamente al servicio de Cristo. El fuego de un avivamiento, que recorría la nación, se encendió en Edward McKendree Bounds (1835- 1913) para nunca más apagarse.
“Será el más grande de los reformadores y de los apóstoles aquel que induzca a la Iglesia a orar”3, escribiría medio siglo después, probablemente sin imaginar que él mismo se había convertido en uno de esos hombres que fueron promotores de la más intensa búsqueda de Dios en las filas del cristianismo; no sólo en su generación, sino en las que le sucedieron.
El que es históricamente reconocido como el mayor maestro de oración, después del Señor Jesucristo, forjó ese carácter de avivamentista e intercesor gracias a un estrecho caminar de la mano del Espíritu Santo y a la sombra de las Sagradas Escrituras. Sin embargo, la senda que anduvo había sido adoquinada con el sacrificio y la oración de sus predecesores en la fe.
Edward McKendree Bounds nació en Shelby, Misuri, el 15 de abril de 1835. Quizás, el interés por las leyes del joven surgió por el oficio de su padre: el primer juez de paz y, posteriormente, secretario y comisionado del condado de Shelby. Bounds quedó huérfano de padre a los 14 años y, tras una infructuosa búsqueda de oro en California, regresó a Misuri para estudiar Derecho y abrir su propio bufete. Se convertiría en el abogado más joven del Estado, con 19 años. Sin embargo, al poco tiempo comienza a recibir un llamado al ministerio que se consumó bajo el bruce arbor revival, en esa tarde famosa de 1857.
La obra de Edward McKendree Bounds quedó compuesta por doce maravillosas monografías, de las que tres están recopiladas en esta publicación: El propósito de la oración; La oración de poder; y La necesidad de la oración.
Su llamado a la oración como estilo de vida fue un toque de atención celestial, tanto para sus coetáneos como para los cristianos que hemos podido leerlo.
Bounds dijo “Lo que la Iglesia necesita hoy”, declaró, “no son más y mejores recursos, nuevas organizaciones o métodos mejores y nuevos, sino hombres poderosos en oración” Y añadió: “El Espíritu Santo no fluye a través de los métodos, sino de los hombres. No viene a las instituciones, sino a los hombres. No unge planes. Sino hombres. Hombres de oración”
Claude Chilton calificó esta producción literaria como: “pozos infalibles para toda una vida de agua espiritual, tesoros escondidos forjados en la oscuridad del amanecer y del calor del mediodía, en el yunque de la experiencia y golpeados en forma maravillosa por el poderoso golpe de la Divinidad, voces vivas por las cuales él, estando muerto, aún habla”.
Por esa razón, porque Bounds ha seguido hablando más de un siglo después de su muerte, podemos afirmar que es un maestro de oración con una ascendencia tal, sobre generación tras generación de cristianos y camada tras camada de predicadores, que de ningún otro autor como de Bounds se han llegado a publicar tantos libros, en tantas ediciones e idiomas, hablando del tema de la oración." Juan Carlos Parra
El objetivo de la Biblioteca de Clásicos cristianos, editados por Abba, es recuperar y poner a disposición del pueblo hispano la sabiduría que Dios puso a nuestros antepasados en la fe. Muchos de ellos son editados por primera vez en español, y otros son recuperados y revisados completamente para una mejor comprensión en el siglo XXI.
La Biblioteca de Clásicos Cristianos está compuesta por las obras clásicas que todo cristiano debería leer por lo menos una vez en la vida. Son pozos de sabiduría Bíblica que nos hablan desde los siglos. La Biblioteca de Clásicos cristianos tiene las siguientes características:
1. Gran colección de más de 50 tomos.
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