Nacida en Nazaret, una pequeña y humilde aldea de un mundo gobernado por hombres, nuestra protagonista es incapaz de adaptarse a la cultura y a la sociedad del momento, donde el papel de la mujer no tiene ningún valor, y mucho menos, para una niña de noce años.
El maltrato y la falta de afecto, si primer amor y el pensamiento del suicidio, la idea de que no hay Dios y el resentimiento hacia aquellos que le han hecho daño, son algunas de las cosas que han formado su carácter.
Pero su percepción del mundo cambia cuando aparece en su vida la figura de Yeshúa. Un niño poco mayor que ella, que a través de sus "juegos" y la ayuda de sus amigos, la hace verse a sí misma como una persona única, querida y aceptada.
En esta aventura Jael aprendió a combatir sus miedos, descubriendo que a pesar de todo por lo que había pasado, ella podía ser feliz. Así fue su vida; una expresión de sentimientos profundos y vitales en los cuales, de una manera u otra, os sentiréis reflejados a lo largo de todo el relato.
Siempre se ha dicho que la humanidad busca respuestas... Jael las encontró.
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